domingo, 10 de mayo de 2009

CONSEJOS DE UNA MADRE SABIA


Compartimos con ustedes un extracto de la prédica del Pastor Jack Alzamora con motivo del Día de la Madre.

El rey Lemuel, citado en el libro de Proverbios 31: 1-9, recuerda cómo le aconsejó su madre, desde el mismo momento en el que ella entabla el diálogo con su hijo se relaciona cariñosamente con él. “¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?". “HIJO DE SUS DESEOS”, dándole a entender cuánto había esperado y deseado su nacimiento. El rey recuerda los consejos de su madre, consejos de una mujer sabia y temerosa de Dios que pueden resumirse en:

a) “No des a las mujeres tu fuerza”, no juegues con ellas, ni permitas que ellas lo hagan contigo, no las lastimes ni dejes que ellas lo hagan contigo, respétalas y no te debilites a causa del pecado que puedas cometer por tu falta de dominio propio.

b) “No es de los reyes oh Lemuel, beber vino”, no debes inclinarte al vicio, el alcohol es para los que necesitan calmar su dolor físico (en ese contexto no se conocían los analgésicos y quienes sufrían de intenso dolor físico tomaban vino y sidra para paliarlo), embriagarse no es de reyes, como no lo es usar drogas o cualquier otra cosa que afecte tu personalidad, perderás la equidad y el juicio y podrías ofender a los demás, podrías causar aflicción al justo. Como cristianos no debemos olvidar que somos “reyes y sacerdotes” por lo que debemos comportarnos como tales.

c) “Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos”. Defiende a quienes no son capaces de hacerlo, en esta sociedad llena de egoísmo, en la que es difícil que la gente se involucre para defender a quienes son vituperados, este consejo es completamente pertinente y formar a los hijos bajo ese principio se hace muy necesario. Al rey Lemuel, su madre le inculcó el valor de la justicia y la benignidad.

d) “Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso”. Cuánta falta hacen hombres y mujeres formados en el valor de la justicia, comprometidos con la defensa del que menos tiene, del que tal vez carece de instrucción o ignora sus derechos, ponerse al frente y sacar la cara por ellos para lograr una sociedad cada vez más justa, es la demanda que la madre tiene en la formación de sus hijos. Debe hacer que sus hijos sean valientes y no cobardes, capaces de declarar la verdad con sabiduría, valientes para aceptar inclusive sus errores y valientes para enmendarlos.

En verdad son consejos sabios y pertinentes, actuales, que brotan de la misma Palabra de Dios. Es nuestra oración que cada mujer y madre cristiana sea capaz de educar e instruir a sus hijos en ellos. Es nuestra oración que el Señor llene de sabiduría a cada mujer y madre de su Iglesia en todo el mundo. ¡Dios las bendiga ricamente!

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